lunes, 9 de mayo de 2011

LA SOCIEDAD DE LAS DESIGUALDADES.

Las desigualdades económicas en los países subdesarrollados son múltiples. Día a día las diferencias aumentan, no sólo entre países “desarrollados” y “subdesarrollados”, sino también entre las clases sociales de estos últimos. El dinero y el poder, en general, pertenecen a unas pocas familias, que han sido dueñas de los mismos a través de muchos años. Esto conlleva a las diferencias abismales existentes entre ricos y pobres. Ricos que viven en condiciones nada despreciables y pobres que día a día se sumen más en la miseria.

Es ya la segunda década del Siglo XXI y muchos países no pueden disfrutar de las ventajas que representa los adelantos tecnológicos en campos como la salud, la educación, la agricultura, la industria, etc. La mayoría de las regiones se han estancado en el tiempo o lo que es peor, están en retroceso. Hablar sobre las desigualdades en los países subdesarrollados no puede ser tan difícil, teniendo en cuenta que es una problemática que día a día se vive: sólo basta con hacer un recorrido por las ciudades en las que cada uno habita o tratar de viajar por carretera, ¿Qué se puede observar? Cinturones de miseria, viviendas ubicadas en lugares altamente riesgosos,  vías intransitables, dineros de los que no se benefician los pobres, y muchos aspectos que son igual o más aberrantes.

Sólo basta hacer la comparación entre el terremoto y maremoto que afectó hace poco más de un mes al Japón, un país desarrollado. Si bien, muchas personas murieron, los resultados pudieron haber sido peores. Pero debido a la cultura, y al mejor manejo de los recursos, pudieron sortear de mejor manera esta situación y dentro de poco tiempo, muy seguramente, podrán volver a la normalidad. Caso contrario sucede en Colombia, en donde la palabra prevención junto a su significado parecen haber sido olvidados. Una ola invernal que una y otra vez ataca a la mayor parte del país. Como es sabido, no es la primer vez que ocurre, pero los dirigentes, los organismos, los encargados de realizar programas de prevención, no los realizan y si a esto le sumamos el mal manejo de los recursos, se hace obvio por qué cada año se repite la misma historia, en cada ocasión con peores consecuencias.

Si bien, dividir a los países entre “desarrollados” y “subdesarrollados” en un principio tuvo un tinte predominantemente económico, en el transcurso del tiempo, fue afectando otros ámbitos tales como la cultura, la educación, entre otros. No es de negar, que los países “desarrollados”, poco a poco, a través de sus productos, de sus grandes empresas, se han “nutrido” de las naciones “subdesarrolladas” y aprovechando las débiles economías, explotan sin piedad las tierras, luchan a muerte por territorios ricos en diversos minerales, sin importarles dejar sin vivienda a grupos indígenas y a campesinos. Sin importarles contaminar el agua, sin importarles acabar con el ecosistema en el que habitan ciertos animales. Sin importarles la tala indiscriminada de árboles.

Los dirigentes intentan justificarse, diciendo que la gente exagera, que es necesario que el capital extranjero invierta en nuestro suelo, y muchas cosas  más que no alcanza para convencer, de que por ejemplo, Latinoamérica, desde el mal llamado “descubrimiento” hasta el día de hoy, ha sido un territorio hecho para la riqueza de los demás y para la pobreza propia. Es como si la palabra “desarrollado” fuese el sinónimo de “explotador” y “subdesarrollado” de “explotados”.

En países como Colombia, la desigualdad se ve crecer día a día. Una educación pobre que va encaminada hacia la privatización, un sector salud que no brinda un servicio ni eficaz ni eficiente a las personas con menos recursos, una economía manejada por extranjeros, familias que tienen que vivir y “hacer milagros” con el salario mínimo que en muchos casos, sólo una persona del grupo familiar devenga, aspectos culturales que van desapareciendo porque se empieza a sentir vergüenza de lo propio, de la identidad, de la historia. (Se prefiere una hamburguesa a una comida típica colombiana).

Lo peor es que nada parece mejorar, a pesar de lo que digan los “padres de la patria”, quienes tratan de “endulzar el oído” con frases como “capital extranjero” “inversión” y “libre comercio”. Son los mismos dirigentes, que por tratar de que las pequeñas ciudades se parezcan a las de otros países (y de paso lucrar más de un bolsillo), implantan proyectos como el “Metrolinea”, proyecto que además de perjudicar a muchas personas, trata de implementar una cultura que es ajena, además de que para una ciudad como esta, no era necesario, ni urgente este tipo de sistema de transporte y más si se tiene en cuenta otras problemáticas mucho más agudas que sufre la población.

Las desigualdades son muchas y diversas, con implementación de Tratados de Libre Comercio y con la intromisión en el territorio nacional de multinacionales, van a aumentar. Y en Colombia, como siempre suele ocurrir, las decisiones más trascendentales, en aspectos como el cuidado y manejo del medio ambiente, van a ser tomadas por unos pocos, pero los afectados van a ser muchos.

Si bien, en el mundo actual, la mayoría de países pueden ser catalogados como “subdesarrollados”, son los pocos “desarrollados” los que se encargan de “dirigir” al planeta. Aunque la mayor parte de  recursos de los que se nutre la población mundial están ubicados en los países “subdesarrollados”, los grandes beneficiarios son los “desarrollados”. Es por lo tanto que países con territorios e historias diversas ubicados alrededor del mundo, tienen en común, las mismas desigualdades sociales, aunque en algunos, unas de estas son más criticas.

La intromisión de los países “desarrollados” en la sociedad de los “subdesarrollados” es tal, que como se ve en los noticieros, países como Estados Unidos, se encargan de hacer listas e informarle al planeta, cual país es seguro y cual no para ir de viaje, cual país lucha más y cual menos en la erradicación de cultivos ilícitos, creando con dichas estadísticas un “clima” de inseguridad, de miedo y de desconfianza, entre las diversas naciones.

Al creerse que la calidad de vida en un país está determinado sólo por la parte económica, se olvida en los países “subdesarrollados” aspectos sobre los cuales no hay políticas claras, como por ejemplo, el aumento de embarazos en la adolescencia, los métodos anticonceptivos, las enfermedades de transmisión sexual como el SIDA, la violencia intrafamiliar, el maltrato infantil, entre otros. Dichos aspectos no se deber relegar a un segundo plano, ya que como lo dice claramente Amartya Sen, “una mayor educación, prevención y atención de la salud y otros factores similares afectan las auténticas libertades de que disfruta la población. Estos avances sociales deben considerarse como parte del desarrollo, dado que nos procuran una existencia más prolongada, libre y fructífera, además de estimular la productividad o el crecimiento económico”.[1]

Otros elementos que no pueden ser olvidados, son la deserción escolar y las pocas personas que pueden aspirar a estudios de nivel superior, teniendo en cuenta que muchos de los que pueden lograrlo, se ven forzados a migrar hacia países en los que sea apoyado su talento, debido a que en países con características similares a Colombia, la investigación científica no se considera una prioridad.

Por lo tanto, las desiguales vividas en los países “subdesarrollados”, si bien tienen como base, aspectos económicos, estas, van más allá, afectando diversos ámbitos en los que se desenvuelve una determinada sociedad. Aunque un país puede tener una gran riqueza en sus suelos y en sus recursos en general, como suele ocurrir y es sabido por una gran mayoría, no es propiamente el país que cuenta con la riqueza natural, el dueño de esta, y es en ese punto en donde los países “desarrollados” juegan un papel crucial, pues estos, si cuentan con la tecnología y el presupuesto necesario para explotar los recursos y quedarse con la mayor parte de las ganancias, mientras los países “subdesarrollados” continúan teniendo como base la agricultura, muchas veces aún con sistemas rudimentarios.

Los países “subdesarrollados” son el resultado de diversos hechos históricos, que los han convertido en dependientes de otros que tienen el poder económico y político. Como lo dice Pierre George, al referirse a la situación de los países “subdesarrollados”, “Tal situación…procede en parte del papel inhibitivo de las relaciones que les han sido impuestas desde hace más de un siglo por los países desarrollados: colonización o subordinación económica”.[2] Aclaración que vale la pena realizar, porque en muchas ocasiones, se menosprecia al país “subdesarrollado”, olvidando el por qué de las condiciones de este y qué aspectos históricos lo llevaron a convertirse en una nación con características de dependencia.

Por razones como las anteriormente expuestas, es que resulta ser un gran reto vivir en países “subdesarrollados” en los cuales, por lo general no se les garantiza a sus ciudadanos una óptima calidad de vida, pues prima ante todo, el aspecto económico antes que lo social. Los gobiernos tratan de señalar el progreso de una nación sólo fijándose en el ámbito de la economía, y movilizan muchos recursos hacia fuerzas militares, argumentando que la seguridad generará más “confianza inversionista”. La reflexión que queda por hacer es: ¿Valdrá la pena que a los territorios “subdesarrollados” cada vez lleguen más empresas extranjeras mientras en los campos y ciudades la gente muere de hambre? ¿Valdrá la pena gastar grandes cantidades de dinero en fortalecer a los militares para que los extranjeros se sientan “seguros”, mientras para la mayoría de personas, la educación es un espejismo?

Resulta claro que la actual sociedad, es la sociedad de la desigualdad, en donde se trata de justificar que una prospera economía repercutirá en el bien común. Pero al ver y ser consientes del aumento de la corrupción, de la pobreza, de la contaminación, de la injusticia, sólo se puede tener claro que mientras sea la acumulación de dinero el eje de los gobiernos, se seguirá viendo lo que hasta ahora parece ser una constante: la certeza de que hay en los paises “subdesarrollados” una riqueza que nunca va a ser totalmente de la mayoría de la población, porque siempre las grandes ganancias van a ser para multinacionales disfrazadas de “redentoras”.

No sobra decir que los paises “desarrollados” han logrado su cometido: aumentar su riqueza, saquear a los paises “subdesarrollados” e impregnar a los mismos de su cultura consumista e individualista.

 CaToLa

BIBLIOGRAFÍA.

·         SEN, Amartya. “TEORÍAS DEL DESARROLLO A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI”.

  • GEORGE, Pierre.  “GEOGRAFÍA ECONÓMICA”. Barcelona: Editorial Ariel.


[1] Amartya Sen, “TEORÍAS DEL DESARROLLO A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI”. Página 13.
[2] Pierre George “GEOGRAFÍA ECONÓMICA”. Página 22.